REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR INSTITUTO PEDAGÓGICO RURAL “EL MÁCARO” CENTRO DE ATENCIÓN SAN JUAN DE LOS MORROS CÁTEDRA: FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN COHORTE 2011-2 FILOSOFÍA Y PEDAGOGÍA
FACILITADORA: PARTICIPANTES:
DRA. ENMA CONDE GARCÍA YOLY
ENERO, 2013 ÍNDICE
Introducción 3
Filosofía de la Educación Filosofía y Pedagogía 4
Ramas de la Filosofía y su relación con los Postulados de la Pedagogía 7
Problemas Filosóficos 8
Problemas Pedagógicos 13
Principales Corrientes del Pensamiento Pedagógico 15
Pensadores importantes de la Pedagogía 23
Conclusión 27
Referencias Bibliográficas 28
INTRODUCCIÓN
El hombre es el único ser educable. Este ser es simultáneamente biológico, psíquico y social. Pero no lo es en forma pasiva sino activa. Está frente al mundo provisto de una actividad espiritual, de una concepción de la vida. A través de esta idea básica encuentra la explicación de muchos por qué¬, aparte de la posibilidad de enfocar a la realidad como a un todo. En primera instancia la filosofía es, pues, una concepción del mundo y de la vida que repercute sobre la conducta. Esto sucede no sólo con la filosofía de los filósofos profesionales, sino también con la filosofía del hombre común.
Toda teoría filosófica conduce a una actitud e intenta explicar unitariamente la realidad. Por eso dice que la filosofía es una reflexión totalizadora en cuyo campo entran tanto lo natural como lo humano. De lo dicho se deriva la importancia de la filosofía para la educación. Si ésta pretende formar al hombre en su integridad, ¿quién más que la filosofía puede darle una idea de esa integridad?, el educador no puede emprender su misión, si antes no se ha trazado por lo menos un esbozo del punto a que se debe llegar, es decir una imagen del hombre a formar. Por eso, esencialmente, la filosofía que fundamente la acción educativa debe ser una filosofía de lo humano. Dado a estas razones se consolida la filosofía educativa también llamada filosofía pedagógica, como ciencia dando el apoyo necesario a los pedagogos en la tarea de educación de la humanidad.
La educación como factor social tiene una función específica, la de establecer relaciones de continuidad y contactos entre una generación y otra. Es a la vez un medio por el cual se transmiten tradiciones, costumbres, ideas, representaciones, mitos, fantasías, utopías, símbolos, valores, es decir, todo lo que constituye el legado histórico. Sin embargo, la educación en sí misma, por su propio carácter, contiene dentro de sí elementos contradictorios en la medida en que puede ser un instrumento para la dominación y el control del hombre, como para su liberación. Educar es desmitificar las expresiones, categorías, conceptos y prácticas políticas que ocultan el sentido real del ejercicio de la dominación.
Con este planteamiento podemos ver que la educación y su reflexión filosófica se mueven en un amplio espectro, no sólo teórico sino también político. Por eso se afirma que el fenómeno educativo ha llegado a cobrar tantos sentidos y significaciones que su reflexión se ha vuelto compleja. Ahora bien, si la educación condensa en su interior una gama tan amplia de elementos y problemáticas, una pregunta que se impone es: ¿Por dónde iniciar su análisis? Al respecto podemos decir lo siguiente: una de las direcciones o de las intencionalidades de la filosofía de la educación, estaría dada en términos de ofrecer una comprensión-interpretación, tanto del acto de conocer como de sus respectivas prácticas; y las consecuencias que conlleva dichas prácticas. Esto enunciado de esta manera puede parecer una obviedad, pero reflexionando con cuidado y detalle veremos que no es tan accesible ni fácil su comprensión, en razón de que exige agudeza, profundidad y método de trabajo; y en buena medida, una dosis importante de compromiso teórico y social.
FILOSOFÍA Y PEDAGOGÍA
Filosofía
La palabra filosofía viene del latín philosophia y significa “amor por la sabiduría”. La Filosofía es el estudio de una variedad de problemas fundamentales sobre cuestiones como pueden ser la verdad, la mente, la belleza, el lenguaje, la existencia o el conocimiento. A diferencia de la mitología, el misticismo o la religión, la filosofía se distingue por su énfasis en los argumentos racionales. También se distingue bastante de la ciencia por la razón que la ciencia lleva sus investigaciones de forma no empírica y lo hace con experimentos y no como la filosofía que lo hace con datos empíricos.
La invención del término «filosofía» suele atribuirse al pensador y matemático griego Pitágoras de Samos, aunque no se conserva ningún escrito suyo que lo confirme. Según la tradición, hacia el año 530 a. C., el tirano León trató de sabio (σοφóς) a Pitágoras, el cual respondió que él no era un sabio, sino alguien que aspiraba a ser sabio, que amaba la sabiduría, un φιλο-σοφóς.
Pedagogía
La palabra pedagogía deriva del griego paidós, que significa niño, y agogía que significa conducción. Etimológicamente equivale a conducción del niño. (Saavedra, 2001. p.115).
Antiguamente en los siglos XVII y XVIII la pedagogía o los pedagogos se les entendía como esclavos que se dedicaban a cuidar a los niños de las familias acomodadas. Ahora el concepto ha cambiado ya que la pedagogía es el estudio y la que sistematiza la educación. Por lo que educación y pedagogía van de la mano, ya que la educación es la información que trata de ser adquirida por los educandos y la pedagogía es quien regula este proceso.
El término pedagogía tal como es empleado en la tradición filosófica alemana de fines del S.XVIII y S.XIX, propia del idealismo neo-kantiano, denota la relación inseparable entre filosofía y educación.
Son dos las raíces de la pedagogía alemana; la primera de ellas remite al comienzo del S.XIX, con Herbart y su pedagogía científico-mecanicista y la segunda, a fines del S.XIX, a la línea filosófico-historicista de W. Dilthey, Spranger, Nohl, Flitner, entre los más representativos. En la primera se distinguen (Böhm, 1988) dos ramas: la de la pedagogía normativa -representada por autores neo-kantianos, como Natorp y otros de inspiración cristiana, como Henz y F. März- y la de la pedagogía empírica.
En la concepción de Herbart, la pedagogía es ciencia en cuanto se apoya por una parte en la ética, que suministra los fines de la educación y por otra en la psicología, que pone de manifiesto los medios y las posibles dificultades en el proceso educativo. Esta doble fuente va a dar lugar a las dos ramas mencionadas: ya pedagogía normativa que se centra en la reflexión sobre la razón práctica, ya sea ésta concebida como autónoma, al modo kantiano, ya sea iluminada por la revelación cristiana.
A fines del S.XIX y durante la primera mitad del S.XX se dio lugar a la concepción de la pedagogía como ciencia del espíritu, representada por W. Dilthey, Spranger, Nohl, Flitner, entre los más conocidos y cuyas ideas tuvieron predominio, no sólo en Alemania sino en el mundo, hasta mediados de la década del ‘60.
A partir de allí dicha línea fue cuestionada por los teóricos crítico sociales, para resurgir en los ‘80 reformulada como hermenéutica crítica. El denominador común es la filosofía kantiana.
En la concepción del idealismo historicista, como ya lo señalaba W. Dilthey, toda filosofía debe acabar en un planteo pedagógico. Más allá de la aparente coincidencia con un planteo realista -para el cual la concepción metafísica de la realidad y la idea del hombre, de su ser y naturaleza, son los puntos de partida que determinan los fines de la educación- hay en realidad, una profunda disidencia, pues para esta línea del idealismo el fundamento de la relación entre filosofía y pedagogía se halla en la concepción de la razón y de su alcance, tal como la planteaba Kant.
En efecto, a partir de la “revolución copernicana” planteada por Kant, la razón no conoce, porque todo objeto de conocimiento se constituye a partir de las categorías que el entendimiento aplica a los datos caóticos de la experiencia sensible. El campo de la razón son las Ideas Kant, 1783) en particular las Ideas de Dios, mundo y alma, que son el objeto de la metafísica, pero como a esas Ideas, según la concepción de Kant (que en esto es heredera del empirismo), no les corresponde experiencia alguna, por eso ellas no constituyen reales objetos de conocimiento, sino más bien postulados de la razón, cuya finalidad es regulativa: llevar a la mayor unidad posible el conocimiento. El uso del término “posible” indica que esta unidad no es real, sino meramente ideal, utópica, por lo que la metafísica deja de tener un lugar en el sistema de las ciencias.
Pero la razón recupera un uso real en cuanto formula el imperativo categórico, su campo propio es la ética, una ética autónoma cuyo principio supremo es una ley puesta a priori por la razón, sin contenido alguno, que excluye expresamente toda referencia a un orden o finalidad extrínseco a ella misma. Es por eso que la razón ya no tiene que ver con el ser sino con el deber ser que es el campo de lo práctico, de la cultura y de la educación, el campo del espíritu, desprendido de y contrapuesto con el ámbito de la naturaleza que ya no es más el principio propio de operación de cada ser, sino lo otro respecto del espíritu, de la razón, del mundo humano.
De esta concepción parte Dilthey para afirmar que toda reflexión filosófica debe terminar en pedagogía, término que es equivalente a filosofía de la educación, filosofía práctica cuyo objeto es la bildung, la configuración del hombre, el autodesarrollo del espíritu, con exclusión de las exigencias y finalidades dadas por la naturaleza del hombre. Como señala W. Böhm: La palabra bildung refiere, por una parte a bild -imagen- y por otra a ung, que designa a la vez un proceso y un resultado [...] con el idealismo filosófico asume un sentido de auto-creación (Bohm, 1988a, 9-10)
Cabe hacer notar la profunda diferencia de concepción que se proyecta en el empleo de este término, en relación con la etimología latina de educación como educere, que alude al desarrollo de un ser vivo, al despliegue de potencialidades vitales, insitas en la naturaleza. En cambio bildung es educación como obra de cultura, configuración a partir de un modelo, que puede tener un carácter trascendental, es decir a priori, histórico cultural o simplemente socio-contextual.
La denominación pedagogía se halla ligada a la clasificación de las ciencias en Ciencias de la naturaleza y Ciencias del espíritu; estas últimas pasarán a denominarse, en la tradición francesa, Ciencias humanas o del hombre, las que, finalmente, serán suplantadas por las ciencias sociales. Pero no se trata de simples cambios de nombre sino de diversas concepciones y tradiciones filosóficas y culturales, cuya referencia es necesaria para comprender la situación actual.
Es W. Dilthey (1833-1911) quien ubica a la pedagogía dentro de las Ciencias del espíritu -que, a diferencia de las Ciencias de la naturaleza, no explican sino que comprenden- porque la educación no es propiamente un quehacer técnico, ni tampoco un dejar crecer sino un introducir al educando en el mundo de sentido, de valores, del deber ser. Cabe observar que se halla ya operante la contraposición entre naturaleza y espíritu, naturaleza y cultura, por eso el “dejar crecer” se contrapone al desarrollo propio del deber ser humano.
Entre los años ‘65 y ‘75 esta corriente será fuertemente criticada por los seguidores de la Escuela de Frankfurt, que la consideran como un aspecto de la ideología alemana. En su lugar proponen un concepto de educación, como “obra de emancipación” y para la pedagogía, ya no el método de la comprensión sino de la hermenéutica crítica centrada en la reflexión acerca de las condiciones sociales en que se desarrolla la educación.
W. Böhm señala las relaciones entre estas posiciones, diciendo que:
[...] en un libro publicado en 1976 –Geisteswissenschaft Pedagogik und Kritische Erziehungswissenschaft- R. Uhle se interrogaba sobre los lazos entre la hermenéutica en tanto que filosofía práctica en Dilthey, la teoría de la formación, hermenéutico-pragmática, de W. Flitner y la teoría hermenéutico-dialéctica de la formación, de Adorno y Horkheimer (Bohm, 1988b, 74)
La pedagogía se inscribe, entonces, dentro de las Ciencias del Espíritu, mientras que las Ciencias de la educación se incluyen dentro de las ciencias de la naturaleza, en razón de su método y de su objeto, los medios: “tanto los saberes como los métodos usados quedan en el orden de la racionalidad instrumental” dice Soëtard, apelando a un concepto típico de la teoría crítica de Frankfurt. Así, el planteo termina en una oposición que invalida las ciencias de la educación: Es así que la cultura de las `ciencias de la educación’ aunque necesaria para superar las alienaciones y ver claro en las situaciones en las que el sujeto podría parecer encadenado, no dice, y nada puede decir, de lo que debe hacerse para construir la libertad. Y de esto se ocupa prioritariamente la pedagogía y es en vistas a esta construcción que ella se servirá de las ciencias humanas’ como auxiliares” (Soetard, 1997, 103).
La posición de Söetard es crítica con respecto a la tradición francesa de las ciencias de la educación, pero se resuelve en las oposiciones dialécticas del idealismo, que dejan el tema del fin de la educación en el nivel de la utopía.
El pasaje de la pedagogía a las ciencias de la educación se hace a través de varias etapas, pero siempre bajo la égida del ideal cientificista del Positivismo. Entre esas etapas, J. Houssaye señala:
● La pedagogía científica, bajo la influencia de A. Binet y Claparéde, entre los más conocidos.
● La pedagogía experimental (Dottrens, Simon).
● El paso de ciencia de la educación (terminología que ya se usaba desde Durkheim en adelante) a ciencias de la educación; denominación introducida oficialmente en 1967 por Debesse y Mialaret. Esta última señala que el reemplazo del término pedagogía por ciencias de la educación se debe a la connotación normativa de la primera y a su exclusiva referencia a la educación del niño (παισ, παιδοσ).
La pedagogía, en el concepto durkheimiano: está ubicada entre la disciplina objetiva que constituye la sociología de la educación y el arte que es la
dialéctica, ella -la pedagogía- se presenta como una reflexión ordenada a la acción [...] busca cómo responder a los fines que la sociedad requiere [...] es una mediación entre la ciencia y la actividad educativa cotidiana (Avanzini, 1997, 19).
La pedagogía, entonces, como saber normativo, tendría sus fuentes en la filosofía, en algunos casos también en la teología, y en la teoría política.
Ese enfoque normativo tendería a decaer bajo la influencia del Positivismo; que dará a la/s ciencia/s de la educación, como su 15objeto propio, el estudio del funcionamiento del fenómeno educativo y de las instituciones a que da lugar en los diversos contextos socio-culturales; con una metodología científica (es decir causal y no simplemente descriptiva).
También M. Laeng (1974) al definir la voz pedagogía subraya su filiación filosófica, su naturaleza normativa y pone como objeto propio el fin de la educación que cualifica como la evolución de la razón y de la libertad en relación con la vida en sociedad y los valores de la cultura. En esta conceptuación puede verse con claridad la raíz que la pedagogía tiene en la tradición filosófica del idealismo alemán y en particular en las corrientes neo-kantianas, como se señaló más arriba. De modo análogo, Mialaret (1993) considera que lo propio de la pedagogía es la reflexión sobre el fin de la educación y, en tal sentido, ésta constituye un subconjunto de las ciencias de la educación.
CONCLUSIÓN
A partir de los años 70, el foco de la psicología comenzó a cambiar desde un enfoque conductista a una orientación cognitiva. Esta orientación cognitiva centro su estudio en una variedad de actividades mentales y procesos cognitivos básicos, tales como la percepción, el pensamiento, la representación del conocimiento y la memoria. Estas teorías cognitivas intentan explicar los procesos del pensamiento y las actividades mentales que mediatizan la relación entre estímulo y respuesta.
Sus principales representantes se fueron Pavlov, Skinner y Watson, que concebían el aprendizaje como un proceso Estimulo-Respuesta, en el que el ambiente y la experiencia juegan un papel determinante, y en donde el individuo posee un carácter pasivo. En el cognoscitivismo su representante es Piaget, toma en cuenta el proceso Estimulo-Respuesta del conductismo, pero hace énfasis en los procesos internos del individuo. Para esta teoría es muy importante la memoria y el recuerdo los cuales profundiza en el procesamiento de información del sujeto y en donde el individuo es pasivo y activo. En el constructivismo el alumno es protagonista de su proceso educativo, el conocimiento se fabrica, se construye.
Estas corrientes Pedagógicas, tratan de describir, explicar, conducir y permitir la comprensión de lo pedagógico ante las exigencias del contexto y pasan a ser referentes que crean y recrean los contextos sociales y pedagógicos de la escuela o de la práctica en que se definen diversas pedagogías como respuesta a los desequilibrios actuales. Gracias a la proliferación y diversidad de la investigación en el campo pedagógico educativo, y de la escuela como espacio para la formación del hombre. Además estas corrientes constituyen los discursos actuales sobre el problema de la formación del hombre, objeto central de la acción pedagógica. La formación, en palabras de Flórez (1994), "es el proceso de humanización que va caracterizando el desarrollo individual aquí y ahora, según las propias posibilidades; la formación es la misión de la educación y de la enseñanza, facilitar la realización personal, cualificar lo que cada uno tiene de humano y personal".
Actualmente la educación, la escuela y sus principales actores, han estado en la mira de muchas críticas pedagógicas, sociales, políticas, culturales, etc. Las cuales han reorientado la actividad de docentes, estudiantes y padres de familia. Esto debido a que durante mucho tiempo se tuvo la nefasta y cerrada idea de que la escuela tenía como misión la transmisión de conocimientos más que la comprensión y aplicación de ellos. A esto se une el hecho de que en los últimos años se está revalorando el aprendizaje como condición necesaria de todo el proceso educativo. En la época contemporánea se han desarrollado diversos sistemas educativos que presentan diversas alternativas para aquellos que desean recibir educación, estas propuestas presentan algunas características que es conveniente considerar para comprender la evolución de la educación hasta el momento actual, donde se considera al constructivismo como uno de los modelos educativos preferidos en muchos países e instituciones.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
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