UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL
LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO RURAL “EL MÁCAR0”
NUCLEO SAN JUAN DE LOS MORROS
ESPECIALIDAD DE LENGUA Y
LITERATURA
CÁTEDRA: TENDENCIAS ACTUALES
DE LA LITERATURA
COHORTE 2011-2
PARTICIPANTE:
YOLY
GARCÍA
FACILITADORA:
MAWAMPI
DAZA
DISCIPLINA LINGÜÍSTICA POSTCHOMKIANA
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
A la luz de la revolución científica del siglo XX y
del éxito de las teorías evolucionistas y positivistas, la lingüística
histórico - comparativa, cuya inauguración se sitúa tradicionalmente en la
conferencia de sir William Jones de 1786 – en la que se establecía por primera
vez una relación de parentesco lingüístico entre varias lenguas indoeuropeas -,
será la gran corriente a lo largo de todo el siglo en los estudios sobre el
lenguaje.
Al hablar de lingüística comparada es fácil que los
primeros nombres en los que se piense sean Schlegel, Humboldt, Herder, Bopp. No es este el lugar para tratar con detenimiento
la ingente cantidad de trabajos y descubrimientos de los comparatistas, pero sí
merece la pena recordar al menos algunos de los aspectos que mayor importancia
conservan para la lingüística actual.
De los estudios históricos – comparatistas proceden
las primeras investigaciones de tipo científico sobre fonética
(Schleicher, Leskien, Brugmann) así como la formulación de sus leyes
de evolución (fonéticas y fonológicas). También fueron fundamentales para el
estudio posterior del sistema lingüístico los trabajos sobre analogía (sobre
todo morfológica, pero también fonética) de autores como Meyer-Lübke o A.
Castro. La clasificación de las lenguas en familias y tipos, las
primeras investigaciones sobres universales gramaticales, la
clasificación morfológica de las lenguas (aislantes, aglutinantes,
flexivas) proceden de esta tendencia lingüística. Los primeros estudios
científicos sobre el significado de la mano de Reissig, Darmetester y, sobre
todo, Bréal, asientan las bases de la semántica como parte integral del estudio
del lenguaje, si bien lo hacen desde un punto de vista diacrónico, como es de
suponer.
No podemos dejar el siglo XIX sin mencionar, al menos,
algunos trabajos precursores de la nueva lingüística que nacería con el siglo
XX. Trabajos como los de William Withney (que formuló ya la teoría de la lengua
como conjunto arbitrario de signos), Baudain de Courtenay (que ideó el concepto
de fonema como equivalente psíquico del sonido), Meillet (al
que se considera creador de la Lingüística general), Vossler (precursor de las
perspectivas psicológicas e idealistas,...) así como los arriba mencionados
demuestran la intensa actividad en la que se sumergieron los estudiosos del
lenguaje del siglo XIX, cuya productividad abrió el camino para la confirmación
definitiva de la lingüística como auténtica ciencia.
El Curso de lingüística general de
Ferdinand de Saussure se publica en 1916. Y la lingüística cambia para siempre.
Como volverá a hacerlo en 1957, cuando Chomsky publique Estructuras
sintácticas e inicie el camino de las gramáticas generativas, con una
novísima perspectiva sobre la capacidad lingüística del ser humano. En la
década de los setenta, un nuevo punto de vista genera una nueva rama de la
lingüística con una perspectiva más funcional y aplicada gracias a los trabajos
de M.A.K. Halliday, de la que se derivarán la lingüística crítica (Fowler,
Hodge, Kress) y el análisis del discurso, todas ellas estrechamente asociadas a
las corrientes pragmáticas iniciadas también en los 60 por los estudios de
Austin y Searle. En estas últimas décadas, gracias al desarrollo tecnológico e
informático, cobran también enorme fuerza la lingüística computacional y la
lingüística de corpus. En este sección, no podemos permitirnos más que una
brevísima introducción a los rasgos fundamentales de algunas de estas
corrientes. No es, ni puede ser, nuestra intención ser exhaustivos, ni siquiera
minuciosos.
El estructuralismo abre el camino a la lingüística
como ciencia autónoma, libre ya del historicismo y el naturalismo (biologismo)
de las perspectivas decimonónicas. Los trabajos de Ferdinand de Saussure establecen al fin la perspectiva
sincrónica como base del estudio de la lengua, considerada como sistema de
signos organizado en base a unas relaciones internas cuya naturaleza será el
objeto último de estudio del lingüista. El Curso de lingüística general,
a pesar de hallarse hoy día ampliamente desbordado por las nuevas perspectivas
y corrientes de investigación, supone uno de los mayores hitos, sino el mayor,
de la historia de la lingüística, por lo que significó de cambio radical de paradigma,
de métodos, de objetivos y de perspectivas.
En dicha obra, publicada póstumamente por sus
estudiantes a partir de los apuntes tomados en clase, Saussure establece la
semiología (semiótica) como estudio general de los signos, entre los cuales
incluye el sistema lingüístico. El signo lingüístico se diferencia de todos los
demás por su carácter arbitrario (no motivado, social), lineal y discreto. De
aquí parte la división de todo signo en signitificante (la forma) y significado
(el concepto, la realidad mental a la que aluda el significante). Dichos signos
se organizan en una lengua, que no es más que un sistema de relaciones
(sintagmáticas o paradigmáticas) entre ellos (valor), y que puede ser estudiada
diacrónicamente (históricamente) o sincrónicamente, opción esta última por la
que opta el lingüista suizo. En la dicotomía entre lengua (sistema) y habla
(uso), luego revisada por Hjemslev y por Coseriu, y finalmente
superada por la propuesta de Chomsky, Saussure se propone estudiar la lengua
como sistema de comunicación social, más allá de su manifestación concreta en
el habla cotidiana (al contrario de la tendencia actual, mucho más volcada
sobre ella).
Las teorías sausserianas dieron lugar a amplísima
corriente estructuralista cuya influencia en la lingüística posterior sería enorme.
Dicha corriente se dividió en diferentes escuelas que nos limitaremos a
mencionar. En el continente europeo, la corriente más continuista sería la
Escuela de Ginebra, en la que destacan los antiguos alumnos de Saussure,como
Balley, Sechehaye o Frei.
La Escuela de Praga, por otra parte, desempeña una
papel fundamental en el desarrollo de la fonología y la fonética (parte de la
lingüística especialmente accesible desde las teorías estructuralistas). Trubetzkoy establece el concepto de fonema como unidad
mínima sin significación pero capaz de producir una variación de significado en
la lengua (equivalente al sonido en el habla). El fonema se define en relación
a otros fonemas, esto es, por oposición. Por su lado, Jakobson desarrolla la teoría de los rasgos distintivos
fonológicos. El elemento distintivo del sistema no es el fonema sino la
oposición, la cualidad diferencial, que se organiza en una estructura binaria
de rasgos diferenciales. Su clasificación de rasgos es aplicable a cualquier
lengua, a los universales fonológicos: (no) consonántico, (no) vocálico,
grave-agudo, (no) difuso, (no) compacto, (no) bemolizado, sostenido-normal,
nasal-oral, tenso-suave, sordo-sonoro, continuo-interrumpido, estridente-mate,
(no) glotizado. Su trabajo se extiende luego a la morfología, la sintaxis y las
funciones del lenguaje. Del trabajo de Martinet,
el autor con mayor influencia sobre el funcionalismo español, surge
el concepto fundamental de la doble articulación (monemas-fonemas). De Danes y Mathesiusprocede la distinción entre enunciado y oración así
como el modelo de esquemas oracionales y la organización estructural en tres
niveles: sintáctico, semántico y comunicativo. Es en esta escuela
donde se empieza a desarrollar una cierta perspectiva funcional de la oración.
En la Escuela de Copenhague, en tercer lugar, destacan
los trabajos de Hjemslev en su Glosemática o estudio de la lengua
como álgebra matemática, esto es, como puras relaciones entre valores. “Todas
las unidades lingüísticas se definen por sus funciones o relaciones de
dependencia sin referencia alguna a la sustancia fónica o conceptual”. Hjelmslev parte
del binomio expresión – contenido y lo extiende a todos los ámbitos de la lengua,
distinguiendo en ambos planos la forma de la sustancia, desplazando así el
centro de trabajo de la teoría lingüística del plano sintagmática al
paradigmático. Del Estructuralismo inglés, por último,. hay que hacer mención
de los trabajos de Firth y su teoría contextual de la lengua: “el significado
es la función en su contexto”. Su trabajo, así como el de Harris,
serán un antecedente fundamental de los de Halliday, que por su evolución
posterior hacia modelos más comunicativo-funcionales veremos más abajo.
En los Estados Unidos, por otro lado, serán de
fundamental importancia los trabajos de E. Sapir. Su perspectiva
pre-estructuralista está directamente ligada a la hipótesis Sapir-Whorf, una forma de relativismo lingüístico que vincula el
sistema lingüístico a los hábitos de pensamiento, la cultura y la sociedad. La
lengua, desde este punto de vista, es un proceso mental que se manifiesta en el
sonido y que modela (en la hipótesis fuerte) la concepción del mundo del
hablante. De los trabajos de Sapir partirá el método estructural de la
Tagmémica, una perspectiva sintáctica y semántica que tiene en cuenta los
factores culturales. Alejada del distribucionalismo que se describe más abajo,
su unidad elemental es el Tagmema (unidad gramatical equivalente a una función
y a los valores que pueden desempeñar esa función).Language (1933)
de Leonard Bloomsfield es el trabajo fundacional del distribucionalismo
antimentalista americano. Esta perspectiva propone una aproximación mecanicista
y puramente formal (la semántica no se considera parte de la gramática), con
clara voluntad científica y fuertemente influenciada por el conductismo o
behaviorismo. El método del distribucionalismo es taxonómico: en primer lugar,
identificar las unidades; en segundo lugar, descubrir su combinatoria y
establecer normas de las secuencias (de la distribución). Así, sólo se tienen
en cuenta las regularidades que permiten establecer un orden, una jerarquía,
una clasificación de las unidades lingüísticas. Su sistema de análisis
distingue dos unidades, el fonema y el morfema, en los que se agrupan los
alófonos y alomorfos. La teoría de los constituyentes inmediatos será, por su
parte, la columna vertebral del análisis sintáctico. Los trabajos de C. Hockett, K. Pike, E. Nida o Z. Harris (maestro de Chomsky) desarrollarán las teorías
de Bloomfield de suerte que los diagramas arbóreos de Harris serán un claro
precedente de los de la gramática generativa.
Un modelo aparte, de raíz estructuralista o
funcionalista pero con un desarrollo particular, es el de las gramáticas de
valencias o dependencias, cuyo máximo representante en estos años es L. Tesnière, claro antecedente de las gramáticas de casos del
generativismo (Fillmore) o de las estructuras argumentales (Aronoff, Grimshaw,
Jackendoff).
El trabajo de Noam Chomsky ha
cambiado por completo la forma de entender y de practicar lingüística. En su
perspectiva van a confluir el formalismo lógico, el desarrollo de la teoría
lógico-matemática, la filosofía del lenguaje, las nuevas perspectivas en teoría
de la ciencia y teoría de la información y, por supuesto, la lingüística
clásica (desde Platón hasta Port Royal) y la lingüística estructural americana.
El punto de partida es básicamente formal, pero con un claro componente
mentalista o anticonductista: “Si el distribucionalismo había fijado como
objetivo la elaboración de unas estrategias que aplicadas a unos hechos
observados permitían organizarlos y poner así al descubierto la estructura de
la lengua, el objetivo de Chomsky es definir una teoría lingüística que
permitiera elaborar gramáticas generativas para todas las lengs naturales, como
modelos explícitos de la competencia de sus respectivos hablantes”, como señala
Robins.
A lo largo de su desarrollo, la teoría chomskiana ha
pasado por diversas fases en las que se han creado diferentes modelos, desde la
GGT original hasta el programa minimalista de los noventa, pasando por la
constante revisión de las reglas transformacionales, las reglas de estructura
de frase, el diseño del lexicón, el modelo de principios y parámetros. Además,
de la escuela generativista surgen infinidad de ramificaciones, tendencias,
corrientes que no podemos, ni de lejos, describir aquí. Nos limitaremos, por lo
tanto, a una voluntariamente breve introducción a las bases teóricas del primer
generativismo.
El objetivo de la gramática generativa
transformacional (en adelante, GGT), es elaborar un sistema de reglas capaz de
generar todas y cada una de las oraciones gramaticales de una lengua. Es
decir, crear un modelo de la COMPETENCIA, definida como el conocimiento
implícito que el hablante tiene de su lengua y que le permite producir y
comprender una cantidad ilimitada de oraciones nuevas, además de reconocer las
construcciones agramaticales y reinterpretarlas. La ACTUACIÓN, o aplicación
concreta en una contexto determinado de la competencia queda fuera del modelo,
y por lo tanto al alcance de las teorías comunicativas o del discurso que
surgirán con fuerza en los setenta. Establecido este objetivo, la teoría
chomskiana se definirá necesariamente como innatista y universalista, pues si
lo que se pretende describir es la competencia, ésta debe concebirse como una
capacidad innata y universal en el ser humano, de ahí el interés del lingüista
americano por los procesos de aprendizaje de la lengua materna. Si
se acepta tal capacidad lingüística como algo innato (Chomsky va, de hecho, más
allá, pues para él también es innata una inclinación natural a la creatividad y
productividad lingüísticas), también debe aceptarse que existe una gramática
universal (GU) que forma parte de la herencia genética de todo ser humano.
En Aspectos de teoría de la sintaxis (1965)
se formula la teoría estándar de la GGT que, como se ha dicho, ha sido
reformulada en múltiples ocasiones. En ella se presentaba la que en principio
era la herramienta de análisis más potente de la GGT: las reglas
transformacionales que permitían pasar de la estructura profunda
(representación mental abstracta de un mensaje) a la manifestación concreta o
estructura superficial. Tras la polémica sobre el papel de la
semántica del primer lustro de los setenta, la GGT se reformula separando
semántica de sintaxis y potenciando la teoría de las huellas. La Semántica generativa (Fillmore, Lakoff, Postal) seguirá su propio
camino, considerando que la estructura profunda es una representación semántica
y no sintáctica. Su concepto de Lexicón es el fundamento de muchas perspectivas
gramaticales actuales y ha sido incorporado incluso por gramaticales formales
con implementación en lingüística computacional o inteligencia artificial.
Las gramáticas formales herederas del logicismo
generativista se han convertido en herramientas fundamentales para el desarrollo
de la lingüística computacional, las redes semánticas y otras aplicaciones
informáticas. El auge del innatismo y el mentalismo propiciados por el éxito de
las teorías de Chomsky han originado, por otra parte, una fuerte corriente muy
alejada del formalismo gramatical: la lingüística cognitiva y las ciencias
cognitivas de corte interdisciplinar.
Una gramática funcional, desde la perspectiva de M.A.K. Halliday, se entiende como una gramática no formal, diseñada
desde la concepción de la lengua como un sistema de interacción, objetivo al
que se dedican todas y cada una de las partes del sistema lingüístico. Las
gramáticas funcionales están orientadas, por lo tanto, al fenómeno
comunicativo, a la interacción, son gramáticas antiformalistas y alejadas de lo
cognitivo ya que consideran que la lengua se adapta a las necesidades sociales.
Suelen tener una orientación lexicalista, aunque no desde la perspectiva
modular del generativismo, sino partiendo de la interrelación de los niveles
lingüísticos como respuestas a las necesidades comunicativas del hablante. En
todas ellas existe un manifiesto interés por los elementos supraoracionales, lo
cual las ha convertido en base teórica fundamentales para los estudios sobre el
discurso. Entre las gramáticas funcionales, ha tenido enorme repercusión el trabajo de Halliday por su evidente vocación discursiva, pero no
deben olvidarse otras corrientes como la Gramática Funcional Tipológica de T. Givon, la Gramática del Papel y la Referencia de Foley y Van Valin o la interesantísima Gramática Funcional – de
orientación semántica - de Simon Dik.
El desarrollo de perspectivas gramaticales que
empezaban a descender de los niveles de abstracción propios de las tendencias
más formalistas para atender también al USO, ha desplazado el centro de interés
de muchos estudios lingüísticos hacia este campo, de ahí la proliferación
reciente de estudios sobre el USO o la actuación, desde la pragmática hasta el análisis de la conversación, pasando
por la lingüística crítica, el análisis del discurso, el análisis crítico del discurso. Sobre éstas últimas corrientes y metodologías, se
hallará información en nuestra sección Discurso.
Bibliografía
Arens, Hans. La lingüistica. Gredos, Madrid, 1976. 2 vols.
Botha, Rudolf P. Twentieth century conceptions
of language. Blackwell, Oxford, 1992.
Malmkiaer, Kirsten. The Linguistics
encyclopedia. Routledge, London & New York, 1991.
Marcos
Marín, F. Introducción a la lingüística: historia y modelos.
Síntesis, Madrid, 1994.
Robins,
R.H. Breve historia de la lingüística. Paraninfo, Madrid, 1984.
Tusón,
Jesús. Aproximación a la historia de la lingüística. Arco. Madrid,
1984.