PROBLEMAS CENTRALES DE LA FILOSOFÍA



http://t1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQwsCFHPumFH42XIP0Vi0BZUPZyGUKvq0k-to225ozL41mbuNi5oSdYo2M  República Bolivariana de Venezuela http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSSS8pTThdAUs3Acz32GpqWYTyUuDtOAFULanuwAhhHLzwT_aPYOvhbrw
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico Rural “El Mácaro”
Especialidad: Lengua y Literatura
Cohorte 2011-2
                                                                           
Problemas centrales de la filosofía

Profesora:
Yurancy Díaz                                                        
Participante:
García Yoly                      
                                                                                
Junio, 2012


Filosofía antigua
La filosofía antigua se inició en la Antigua Grecia en la zona de Jonia (Asia Menor) a principios del siglo VI a.C. y se prolongó hasta la decadencia del Imperio Romano en el siglo V d. C. Se la puede dividir en cuatro períodos: el de la filosofía presocrática, que va de Tales de Mileto hasta Sócrates y los sofistas, la filosofía ática (período de Platón, y de Aristóteles), y el período post-aristotélico o helenístico. A veces se distingue un quinto período que comprende a los filósofos cristianos y neoplatonistas. Los dos autores más importantes de la filosofía antigua, en términos de su influencia posterior, fueron Platón y Aristóteles.
El período de filosofía presocrática se caracterizó por una variedad de propuestas distintas sobre cómo entender el mundo y el lugar del hombre en él. A causa de los avances culturales y el intenso contacto con las culturas vecinas, las ciudades del mundo griego comenzaron a criticar a la tradicional concepción mitológica del mundo, y buscaron una concepción alternativa, natural y unificada. El pensamiento de estos primeros physiólogoi sólo nos llega a través de escritos fragmentarios y reportes de otros pensadores posteriores. Algunas de las personalidades más importantes fueron:
Ø  Los pensadores milesios, que intentaron explicar la naturaleza reduciéndola a un único principio originario y una materia primordial. Tales propuso que la materia fundamental de la cual todo se origina y todo está compuesto es el agua; Anaximandro asignó ese rol a lo indeterminado (tó ápeiron), lo ápeiron, y Anaxímenes al aire.
Ø  Pitágoras y la escuela pitagórica, para quienes los números eran el principio determinante y estructura de toda la realidad, adelantándose de esta manera a un importante principio de la ciencia moderna, aunque conservando un pensamiento arcaico, al considerar los números como unidades discretas y no como entidades meramente abstractas.
Ø  Heráclito, quien propone una visión dialéctica de la realidad. Postuló como estructura de la realidad la razón (el logos), un principio unificador de los opuestos, de cuya tensión y oposición se constituye la identidad de cada cosa.
Ø  Parménides, quien postuló una ontología de la permanencia y no del cambio. Parménides señaló la unidad y la inmutabilidad del ser, dado que el cambio resulta imposible si no existe el no-ser (cuya imposibilidad es lógica).
Ø  Una serie de filósofos que intentaron aunar las premisas eleáticas con la observación sensible de la realidad, interpretando conceptos como generación o corrupción a través de otros como unión o separación de determinados componentes originarios. Así Empédocles de Acragas funda la doctrina de los cuatro elementos o raíces -agua, tierra, aire y fuego- de cuya mezcla y separación se forma toda la realidad conocida, en un ciclo cósmico continuo dominado por dos fuerzas, el Amor y el Odio. Por otro lado Anaxágoras de Clazomenas, postulará que es imposible que surja algo de donde no lo hay, sosteniendo que todo está en todo desde el principio, en una sustancia infinita y de divisibilidad infinita, cuya interacción y mezcla, que comienza con el impulso de un Intelecto, llamado nous, da lugar a todo lo que conocemos. Finalmente el pensamiento presocrático llega a su máxima expresión con el atomismo de Leucipo y Demócrito. El atomismo expresó que todo está compuesto de unas partículas indivisibles e infinitamente pequeñas llamadas átomos de cuya agrupación, a partir de átomos de diferentes formas y tamaños surge toda la realidad conocida, sin intervención de ninguna fuerza exterior y de manera mecánica.
Con la aparición de los sofistas a mitad del siglo V a. C., el hombre pasó a ser el centro de las reflexiones filosóficas. O como dijo Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son, y de las que no son en tanto que no son”. Los sofistas se ocuparon en particular de problemas éticos y políticos, como la cuestión de si las normas y los valores son dados naturalmente o son establecidos por los hombres.
El ateniense Sócrates se convertiría en el modelo de la filosofía europea. Sócrates conversaba con otras personas y los llevaba por medio de una serie de preguntas a revelar las contradicciones inherentes a sus posturas (método mayéutico). Sus manifestaciones de independencia intelectual y su conducta no acomodada a las circunstancias, le valieron una sentencia de muerte por impiedad a los dioses y corrupción de la juventud (véase la Apología de Sócrates).
Debido a que Sócrates no dejó nada por escrito, su imagen fue determinada por su discípulo Platón. Sus obras en forma de diálogos constituyeron un punto central de la filosofía occidental. A partir de la pregunta socrática de la forma «¿Qué es X?» (¿Qué es la virtud? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es el bien?), Platón creó los rudimentos de una doctrina de la definición. También fue autor de la teoría de las Ideas, que sirvió de base a la representación de una realidad con dos partes: el plano de los objetos perceptibles con nuestros sentidos frente al plano de las Ideas sólo accesibles al intelecto mediante abstracción. Sólo el conocimiento de estas Ideas nos brinda una comprensión más profunda de la totalidad de la realidad.
Aristóteles, discípulo de Platón, rechazó la teoría de las Ideas como una innecesaria “duplicación del mundo”. La distinción entre forma y materia es uno de los rasgos principales de la metafísica de Aristóteles. Su escuela comenzó a clasificar toda la realidad —tanto la naturaleza como la sociedad— en los diversos campos del conocimiento, a analizarlos y ordenarlos científicamente. Además, Aristóteles creó la lógica clásica del silogismo y la filosofía de la ciencia. Con esto, estableció algunos de los supuestos filosóficos fundamentales que fueron decisivos hasta la modernidad.
En la transición del siglo IV al III a. C., tras la muerte de Aristóteles y la decadencia de las ciudades estado griegas, las guerras entre los reyes helénicos por suceder a Alejandro Magno volvieron la vida problemática e insegura. Surgieron entonces en Atenas dos escuelas filosóficas que, en una clara oposición a la Academia platónica y al Liceo aristotélico, pusieron la salvación individual en el centro de sus preocupaciones: para Epicuro y sus seguidores, por un lado, así como para los estoicos alrededor de Zenón de Citio, por otro lado, la filosofía servía principalmente para alcanzar con medios éticos el bienestar psicológico o la paz.
Mientras que los seguidores del escepticismo pirrónico, en principio, negaron la posibilidad de juicios seguros y de conocimientos indudables, Plotino, en el siglo III d. C., transformó la teoría de las Ideas de Platón para dar lugar a un neoplatonismo. Su concepción de la gradación del Ser (del “Uno” a la materia) ofreció al cristianismo una variedad de enlaces y fue la filosofía dominante de finales de la Antigüedad.
La escuela de Atenas, de Rafael, representa a los filósofos, matemáticos y científicos más importantes de la antigüedad.

Filosofía medieval
La filosofía medieval es la filosofía de Europa y Oriente Medio durante lo que hoy se llama el Medioevo o la Edad Media, que se extiende aproximadamente desde la caída del Imperio Romano hasta el Renacimiento. La filosofía medieval se caracteriza principalmente por intentar conciliar las doctrinas cristianas (pero también judías e islámicas) con la filosofía heredada de la antigüedad clásica. Algunas de estas doctrinas fueron especialmente difíciles (como la encarnación y la trinidad), pero el esfuerzo por resolverlas fue el motor de gran parte de la filosofía medieval, y llevó a desarrollar conceptos, teorías y distinciones que heredaría toda la filosofía posterior.
Aunque la influencia de la filosofía pagana fue crucial para la filosofía medieval, la gran mayoría de los textos de autores clave como Platón, Aristóteles y Plotino fueron inaccesibles a los estudiosos medievales. Los medievales tuvieron acceso al pensamiento de estos y otros autores principalmente a través del trabajo de autores patricios como Tertuliano, Ambrosio y Boecio, y de autores paganos como Cicerón y Séneca. En los siglos XII y XIII, sin embargo, una gran cantidad de trabajos de Aristóteles reingresaron a Europa desde el mundo islámico, influenciando enormemente a la filosofía. Este importante hecho permite dividir a la filosofía medieval en dos períodos: el período antes del reingreso de Aristóteles, y el período durante y después de su reingreso
El primer período fue marcadamente platónico, con un estilo generalmente ameno y asistemático, y sin una distinción clara entre teología y filosofía. Algunos de los autores más importantes fueron Agustín de Hipona, Boecio, Juan Escoto Erígena, Anselmo de Canterbury y Pedro Abelardo.
El segundo período fue más aristotélico. Asistió a la creación de las universidades, a una mayor profesionalización y sistematización de la filosofía, a nuevas traducciones y a nuevas formas de enseñanza. La escolástica fue el movimiento teológico y filosófico dominante, y entre los autores clave estuvieron Ramon Llull, Tomás de Aquino, Juan Duns Scoto, Guillermo de Ockham y Buenaventura de Fidanza.
Algunos de los temas centrales a lo largo de la filosofía medieval fueron: la relación entre la fe y la razón, la existencia y unidad de Dios, la cuestión de la compatibilidad entre atributos divinos; el problema del mal; el problema de la compatibilidad de la omnisciencia divina con el libre albedrío; el problema de los universales y la causalidad.

Filosofía renacentista
La filosofía renacentista, o filosofía del Renacimiento, se desarrolló principalmente entre los siglos XV y XVI, comenzando en Italia y avanzando hacia el resto de Europa. En el Renacimiento, la filosofía todavía era un campo muy amplio que abarcaba los estudios que hoy se asignan a varias ciencias distintas así como a la teología. Teniendo eso en cuenta, los tres campos de la filosofía que más atención y desarrollo recibieron fueron la filosofía política, el humanismo y la filosofía natural.
En la filosofía política, las rivalidades entre los estados nacionales, sus crisis internas y el comienzo de la colonización de América renovaron el interés por problemas acerca de la naturaleza y moralidad del poder político, la unidad nacional, la seguridad interna, el poder del Estado y la justicia internacional. En este campo destacaron los trabajos de Nicolás Maquiavelo y Jean Bodin.
El humanismo enfatizó la centralidad de los seres humanos en el universo, su enorme valor e importancia. Este movimiento fue antes que nada un movimiento moral y literario, y fue protagonizado por figuras como Erasmo de Rotterdam, Santo Tomás Moro y Michel de Montaigne.[57] Hubo además un retorno parcial a la autoridad de Platón por sobre Aristóteles, tanto en su filosofía moral, en su estilo literario como en la relevancia dada a la matemática para el estudio de la naturaleza
La filosofía de la naturaleza del Renacimiento quebró con la concepción medieval de la naturaleza en términos de fines y ordenamiento divino, y comenzó a pensar en términos de fuerzas, causas físicas y mecanismos. Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Johannes Kepler, Leonardo da Vinci y Galileo Galilei fueron precursores y protagonistas en esta revolución científica, y Francis Bacon proveyó un fundamento teórico para justificar el método empírico que habría de caracterizar a la revolución. Por otra parte, en la medicina, el trabajo de Andreas Vesalius en anatomía humana revitalizó la disciplina y brindó más apoyo al método empírico.
El Hombre de Vitruvio, de Leonardo Da Vinci, resume varios de los ideales del pensamiento renacentista.

Filosofía moderna (siglos XVII y XVIII)
René Descartes rompió con la tradición escolástica, dando inicio a la filosofía moderna en general y al racionalismo en particular.
La filosofía moderna se caracterizó por reconocer plenamente la preeminencia de la gnoseología por sobre la metafísica, argumentando que antes de intentar conocer lo que hay, es prudente conocer lo que se puede conocer.
Los principales debates de esta época fueron, por lo tanto, debates gnoseológicos. El racionalismo, la escuela que enfatiza el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, tuvo sus principales proponentes en René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz. Por el otro lado, la escuela empirista, que sostiene que la única fuente del conocimiento es la experiencia, encontró defensores en Francis Bacon, John Locke, David Hume y George Berkeley.
En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, donde rechaza ambas posturas y propone una alternativa distinta. Según Kant, si bien todo nuestro conocimiento empieza con la experiencia, no todo se origina de ella, pues existen ciertas estructuras del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las condiciones que la hacen posible. Esta postura inspiró lo que luego se llamó el idealismo alemán.
Filosofía del siglo XIX
Generalmente se considera que después de la filosofía de Immanuel Kant, se inició otra etapa en la filosofía, en gran parte definida por ser una reacción a Kant. Este período empezó con el desarrollo del idealismo alemán (principalmente Fichte, Schelling y Hegel), pero siguió con una cantidad de otros movimientos, la mayoría de los cuales fueron creados por filósofos trabajando desde fuera del mundo académico
  • En Alemania, los excesos metafísicos del idealismo dieron lugar a un movimiento neokantista.
Filosofía del siglo XX
En el siglo XX, la mayoría de los filósofos más importantes trabajaron desde dentro de las universidades, especialmente en la segunda mitad del siglo. Algunos de los temas más discutidos fueron la relación entre el lenguaje y la filosofía (este hecho a veces es llamado «el giro lingüístico») y las implicaciones filosóficas de los enormes desarrollos en lógica a lo largo de todo el siglo.
Las tradiciones filosóficas más significativas y abarcadoras del siglo XX fueron dos:
La filosofía analítica se desarrolló principalmente en el mundo anglosajón, y debe su nombre al énfasis que al principio puso en el análisis del lenguaje por medio de la lógica formal. En la segunda mitad del siglo, sin embargo, la filosofía analítica dejó de centrarse sólo en el lenguaje, y la unidad de la tradición recayó en la exigencia de claridad y rigor en la argumentación, en la atención a los detalles y en la desconfianza hacia los grandes sistemas filosóficos. Algunos pensadores tempranos que se asocian a la tradición analítica son Gottlob Frege, G. E. Moore, Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein y los integrantes del Círculo de Viena, y más adelante Willard van Orman Quine, Saul Kripke, John Searle y Donald Davidson, entre otros.
En su obra Principia Mathematica de 1910-1913, Russell y Whitehead intentaron establecer una báse lógica de la aritmética pero su intento se vio anulado en 1931 por el descubrimiento de Gödel: Sobre proposiciones formalmente indecidibles de Principia Mathematica y sistemas relacionados.
La segunda tradición principal del siglo XX resulta aún más difícil de caracterizar que la filosofía analítica. La filosofía continental se desarrolló principalmente en la Europa Continental (de ahí su nombre), y se caracterizó por ser más especulativa y por dar más importancia a la historia que la filosofía analítica.[] La fenomenología, el existencialismo, el estructuralismo, el postestructuralismo y la postmodernidad son algunas escuelas que caen dentro de esta tradición. []Algunos de sus autores más influyentes fueron Edmund Husserl, Martin Heidegger, Jean Paul Sartre y José Ortega y Gasset en la primera mitad del siglo, seguidos por Michel Foucault, Jacques Derrida, Noam Chomsky, Hannah Arendt y Gilles Deleuze en la segunda.

Problemas centrales de la Filosofía  
Los problemas fundamentales de la filosofía rebasan el tiempo y el espacio por ser problemas genéricos, es decir comunes a todo el género humano, lo que cambia es el modo de abordarlos.
Problema Ontológico.
El problema ontológico es él más fundamental ya que las cosas coinciden es que las cosas son algo. Las respuestas principales son que ese ser es de materia o bien de una materia superior.
El problema del ser en la Filosofía griega antigua.
Este problema surge de la contemplación del orden maravilloso que predomina en el universo Igualmente no hay un día igual a otro día ni una noche igual a otra noche, según los milesios ello se debe a que todas las cosas proceden de una misma sustancia que dieron nombre de arché (Principio o raíz) y es la que permanece inmutable a través del cambio. Pero es tal sustancia no coincidían.
Ø  Para Tales - Era el Agua.
Ø  Milesios Para Anaxímenes Era el Aire.
Ø  Para Anaximandro -Era el Apeirón.
De igual manera surgen los pitagóricos y ellos piensan que:
Ø  Para Pitágoras - Era el Número.
Ø  Para Heráclito - Era el Fuego.
Ø  Para Parménides - Era el Ser.
Ø  Para Empédocles - Era la Tierra, El Aire, El Fuego y El Agua.
Ø  Para Anaxágoras - Era el Nous (Semillas, gérmenes)
Ø  Para Demócrito - Era el Átomo
Ø  Para Protágoras - El Cambio continuo.
Teoría Platónica de las ideas.
De acuerdo con Platón existen 2 mundos, el mundo inteligible (el verdadero) y el mundo sensible (solo es sombra del anterior)
Teoría aristotélica del acto y la potencia.
Al ser no se tiene o posee determinada perfección o cualidad, pero puede adquirirla el ser en acto es el que ya posee dicha perfección.
El problema del ser.
Santo Tomás de Aquino adopta la teoría del ser de Aristóteles y la adapta a los dogmas Cristianos así que utilizó la teoría del acto y la potencia para demostrar la posibilidad de la creación.
En la filosofía moderna a diferencia de la antigua en donde predominan las tendencias realistas en la filosofía moderna existe la tendencia de acuerdo con la realidad. Esta tendencia se inicia con René Descartes.
Problema.
Asunto.
Disciplina.
Ontológico.
Ser en general.
Metafísica
Gnoseológico
El conocimiento.
EN GENERAL - Gnoseología
CIENTÍFICO –Epistemología
Axiológico
EN GENERAL
El valor.
EN ESPECIAL.
Axiología.
VERDAD Lógica. BONDAD Ética.
BELLEZA Estética.

El problema fundamental de la filosofía y el hombre.
Historia de su planteamiento.
Filosofía, Ciencia y Cosmovisión
          La filosofía como forma específica de la conciencia social. La filosofía como núcleo teórico de la cosmovisión y su relación con el cuadro científico del mundo. Función cosmovisiva de la filosofía. El objeto de estudio de la filosofía: su evolución. La relación del hombre hacia el mundo como objeto de reflexión filosófica. El objeto de estudio de la filosofía marxista-leninista: su diferencia con la filosofía premarxista.
Concreción del objeto de estudio a través del problema fundamental de la filosofía. La actitud humana y el problema fundamental de la filosofía en sus dos aspectos. El partidismo filosófico y el problema de la relación hombre-mundo. La determinación clasista de la filosofía. Función ideológica de la filosofía.
El método en filosofía y su relación con el problema de la actividad humana: dialéctica y metafísica. Función metodológica de la filosofía.

Materialismo e idealismo en torno al problema del hombre en la filosofía premarxista.
El problema del hombre, su enajenación y libertad como problemática central de la filosofía clásica alemana.
Tratamiento de la actividad humana desde las posiciones del idealismo en la filosofía clásica alemana. Carácter sociohistórico del sujeto en la filosofía hegeliana. Papel activo del hombre en Hegel. La solución intelectualizante al problema del hombre en la filosofía de Hegel.
La dialéctica como aporte fundamental de la filosofía clásica alemana. La limitación de su «punto de partida»: el idealismo.
Significación de la filosofía de Feuerbach para el desarrollo de la problemática del hombre en la filosofía clásica alemana. Crítica de Feuerbach al idealismo en general y especialmente al hegeliano: la desmistificación antropológica de la Idea; él «hombre sensible» y la ruptura con el tratamiento hegeliano de la «esencia del hombre» El cambio del punto de partida en la filosofía: el materialismo antropológico.

La práctica revolucionaria como solución dialéctico-materialista al problema del hombre en la filosofía marxista.
La crítica de los clásicos del marxismo-leninismo al defecto fundamental del materialismo precedente a través de la crítica de Feuerbach: su carácter contemplativo en el tratamiento del problema del hombre. Insuficiencia del materialismo contemplativo para la fundamentación de la cosmovisión revolucionaria del proletariado. La dimensión práctico-revolucionaria de la filosofía marxista-leninista. La práctica revolucionaria como fusión cualitativamente superior de los logros del tratamiento del hombre en la filosofía anterior a Marx. Él «nuevo materialismo» como instrumento teórico para la transformación revolucionaria del mundo.
Condiciones socioeconómicas y políticas para el surgimiento del marxismo. La filosofía clásica alemana como fuente teórica inmediata de la filosofía marxista-leninista. El socialismo utópico del siglo XIX y la Economía Política inglesa como fuentes teóricas del marxismo. Premisas científico-naturales que contribuyen al afianzamiento de la concepción filosófica del materialismo dialéctico. El surgimiento de la filosofía marxista-leninista como necesidad histórica.

El problema fundamental de la Filosofía: la relación entre el ser y el pensar.
          La filosofía marxista divide toda la filosofía anterior y posterior en idealista o materialista en función de la respuesta que se dé a este problema. Si se dice que el ser prima o determina sobre el pensar se es materialista; si se afirma que el pensar determina sobre el ser se es idealista.
          En realidad aquí se encuentra reflejado no el problema que tiene el marxismo-leninismo, sino el problema que tiene cualquier filosofía que opere con conceptos abstractos. ¿Qué es el ser? ¿Qué es el pensar?
          Para enfocar este problema el método es decisivo, porque o se escoge el método metafísico, abstracto de análisis o se busca el contacto con la realidad que se pretende describir, lo concreto.
    ¿El pensar no posee, él mismo, ser?
          De acuerdo a los últimos conocimientos fisiológicos el pensar radica en la parte delantera del lóbulo frontal del hemisferio izquierdo. En último extremo la base del pensar radica en la actividad eléctrica de las neuronas. Existe, por lo tanto, un fundamento físico del pensar y expresado en forma inversa el pensar es la actividad de un ente o de una parte de un ente físico (el cerebro)
          ¿La relación entre el pensar y el ser es entre el pensar y su propio ser como pensamiento, es decir, la relación entre el pensar y las neuronas? Si el pensar se debe al ser fuera de sí, ¿el ser propio del pensamiento, las neuronas, está en ese caso subordinado al pensar?
          Aquí se pudiera producir todo un mejunje de relaciones contradictorias producto del uso de conceptos tan abstractos y generales como lo son el pensar y el ser.
          Definamos nuestro propio método: Remitimos el lector al uso que se hace en toda la física sobre el sistema de referencia o punto de vista de un observador y por otra parte a la concretización de los términos demasiado abstractos. Aquí existen dos problemas en función de dónde se sitúa el observador. Si el observador se sitúa dentro del cerebro el pensar es la actividad de una zona específica del cerebro (relacionada o no con otras partes) y esa actividad es producida, un producto, de esa zona y a su vez ejerce una acción modificadora sobre su base. El daño material de partes del cerebro conlleva la afectación de distintas capacidades del mismo, por lo que la actividad del pensar requiere cierto ordenamiento y estado del sustrato cerebral. Por otra parte, si el cerebro no se ejercita presionado por el entorno social (como es el caso de los niños criados por animales), se producen también daños irreparables en el órgano lo que establece que la historia del pensar también modifica el cerebro. Es decir, el pensar determina su propio ser.
          Además, si el observador se coloca fuera del cerebro entonces el problema es otro: ¿de qué manera de relaciona lo externo (la realidad objetiva) con la actividad del pensar del sujeto anterior? Aquí estamos hablando de un problema de correspondencia. ¿Hasta dónde corresponde el pensar a la realidad? Lo interesante es que puede haber correspondencia o puede no haberla. El observador externo juzga en esto hay correspondencia y en esto otro no. Pero, por otra parte, en lo externo hay pensamiento materializado, no sólo en objetos materiales sino en relaciones sociales, por lo que en este sentido el pensamiento puede corresponder o no con pensamiento materializado en lo externo al sujeto y además pudiera materializarse y dejar su huella en la realidad externa.
          Para complicar aún más el problema, tenemos que darnos cuenta que ese observador externo no existe en la realidad, es tan sólo una proyección de nuestra mente para poder observar nuestros pensamientos y la realidad simultáneamente. El observador externo es un enmascaramiento de una tercera presencia que no es más que el conjunto social que nos rodea. Es la sociedad la que juzga si un pensamiento dado corresponde a la realidad o no. Este pequeño fragmento de nuestro método define la FC (Filosofía Concreta) desde el comienzo mismo:
Ø  La FC asume la exposición de las diferentes ramas de la actividad material, técnica, científica de las sociedades más desarrolladas de nuestra época y trata de darles una interpretación general.
Ø  La FC asume que el pensar es la actividad de un conjunto material (una parte del cerebro) que ayuda a organizar con su actividad y que no se puede organizar adecuadamente si no es bajo una presión social.
Ø  La FC asume que el pensar puede concordar o no con una realidad externa y que el juez de esa correspondencia es la sociedad que rodee al individuo en cuestión.
          El planteamiento de sí el ser determina el pensar o a la inversa es un enmascaramiento de los problemas reales del pensar y de la realidad y como todo pensamiento abstracto nos hace navegar en un mar de imprecisiones.
          Por ejemplo, si él "ser" se refiere a toda la existencia ¿al pensar de quién se refiere? ¿Al de toda la humanidad? ¿Existe un pensar colectivo? ¿O es el pensar de un individuo abstracto que se ha idealizado y que por lo tanto no existe en concreto? De acuerdo al marco de referencia que podemos usar solamente podemos referirnos al pensar, si es razonable tal generalización, por parte de la humanidad, de una sociedad o del individuo y tenemos que dejar a un lado por falta de información adecuada el posible pensar extraterrestre o divino. Pudiera darse el caso de que alguien creyera que él "ser" del universo tangible prima sobre el pensar de la humanidad -un materialista por la definición marxista-, pero que a su vez creyera que el pensar divino prima sobre todo el universo y el pensar de la humanidad, y en este momento la clasificación se torna dudosa.
          La no muy dichosa definición de Lenin sobre la materia posee la misma vacuidad de los planteamientos metafísicos cuando afirma que materia es la realidad objetiva que existe independientemente de la voluntad del hombre. Para el creyente Dios existe en la Realidad Objetiva independientemente de nuestra voluntad. Y por otra parte si se manifiesta que la realidad objetiva es independiente de la voluntad del hombre, entonces la voluntad del hombre ¿no es una realidad objetiva? ¿No forma parte de la realidad objetiva? ¿No hay en la actualidad una parte considerable de la Realidad Objetiva que es producto histórico de la voluntad del hombre? Esos absurdos se producen en la doctrina marxista-leninista -y en muchas otras creencias- por una falla metodológica sobre tres puntos esenciales: la esencia inexacta del lenguaje, el abuso o, inclusive, el uso de categorías abstractas y la no toma en consideración del aspecto psicológico.
           Bajo una relación puramente abstracta se quiere dar respuesta a planteamientos muy concretos: ¿Existe Dios? ¿Pueden los espíritus -pensar puro- vivir independientemente de la materia? La filosofía relacional no fuerza una respuesta para problemas que en esencia están mal planteados. Si se plantea que Dios existe, pero que no muestra relación actual constatable con el universo conocido, no entra dentro de su contenido, porque la filosofía relacional sólo toma en cuenta lo que presenta relación. Si se dice, por ejemplo, que Dios creó al Universo a partir del Big-bang, eso entra dentro de lo posible según nuestro punto de vista. Si se dice que Dios tiene relación actual con el universo, pero con su poder borra sus huellas; es decir, nos oculta su relación, no podemos constatarlo ni en un sentido ni en otro y queda en el campo de la fe: creer o no creer.
Existe cierta incongruencia en negar los supuestos científicos y luego montar tan campantes en un automóvil. Aunque es posible aceptar la mano divina detrás de esos acontecimientos o en su interior. El Universo es algo así como la respiración o renovación de Dios, un concepto ya expresado por los hindúes. En la FC usted puede sustituir el concepto de la cosa en sí por el de Dios y sigue dentro de la FC, porque la FC se define en su fundamento por el rechazo la especulación abstracta, su apego a los métodos y hallazgos de las ciencias, sobre el concepto de lo que es creencia, sobre el criterio de la verdad como acuerdo social de un grupo dado y sobre que la esencia humana radica en su capacidad de imaginar.
          En realidad, parodiando al marxismo, la FC puede dividir en concretas o abstractas las filosofías en dependencia de sí dependen más de los sentidos y las percepciones, y por lo tanto, de los contenidos científicos, que del pensamiento abstracto, admitiendo un cierto terreno intermedio de Concretas-Abstractas o Abstractas-Concretas. La FC no es la más concreta de las filosofías, lugar ocupado por las filosofías para científicas como las de Hume, Comte, etc., y más bien se acerca al terreno de las Concretas-Abstractas como la de Feurbach. La Filosofía Marxista es una filosofía abstracta, es una filosofía especulativa que hereda el método especulativo de Hegel.
Toda confusión se aclara con la reflexión.
La filosofía ha sido un tema considerado oscuro para muchas personas que intentaron aproximarse a esta disciplina. Sin embargo, día a día se van sumando adeptos que ya no temen sumergirse en las profundidades complejas del saber filosófico y que por el contrario permanecen entusiasmados y asombrados al darse cuenta del cambio mental que operan estos conocimientos en las personas que se atreven en incursionar en este campo.
Como toda introducción a cualquier otra área del saber, se necesita un método, o sea una forma de encarar el abordaje que sea más sencillo que haga posible que esta tarea sea menos gravosa.
Ante todo es importante tener bien claro cuál es el objeto de estudio de la Filosofía, después que haber quedado aislada y de haber sido diezmada por el desarrollo de las ciencias naturales y el rigor del método científico.
La filosofía no se limita a tener información objetiva de un objeto de estudio sino que también reflexiona sobre sí mismo y es de esta reflexión que surge la problemática con la que la filosofía se enfrenta.
El filósofo se encuentra frente a las dificultades como el ser o el sentido del conocimiento, el misterio de la vida, el origen del universo y del hombre, por el sólo hecho de pensar.
La filosofía se ocupa no sólo de detectar estos problemas sino que trata de considerarlos y de resolverlos.
Para lograr este propósito la filosofía debe utilizar un sistema teórico coherente y lógico que explique el mundo de la manera más amplia posible.
Esta explicación a todo lo que existe tiene que lograr justificar la vida del hombre como tal, de manera que le permita adoptar una cierta actitud.
La filosofía puede tratarse de modos de ver el mundo que incluyan otros niveles de conocimientos además de la razón, sólo alcanzables a través de una experiencia mística.
El propio objeto central de la filosofía es difícil de definir y comprender. Se trata del Ser. El Ser expresa lo más general que puede decirse de una cosa, sea cual sea, real, posible o concebible.
El problema del Ser presenta dos aspectos: la realidad del ser o el ser como algo pensado.
Este Ser para poder definirse no puede ser algo que cambie, por lo tanto debe ser algo que no cambie o algo que haga posible los demás seres o como algo único que tiene distintas formas de manifestación.
El problema del ser conduce al problema de Dios, al que siempre se considera como el ser por excelencia.
Por otro lado existe el problema del cosmos que se relaciona con todo lo que la ciencia puede promover.
El problema del hombre es el enigma más grande. El hombre forma parte del cosmos, pero al mismo tiempo es capaz de pensar, reflexionar, sentir, preguntarse por el sentido de la vida y de las cosas que lo rodean.
Por último es el problema del conocimiento desde dos puntos de vista, desde él mismo y su estructura y desde su relación con lo conocido.
Estos problemas en toda filosofía dependen uno de los otros.Por esta razón la filosofía se divide en distintos campos: la filosofía del conocimiento, la filosofía teórica y la filosofía práctica.
El problema del conocimiento se ocupa la lógica que a su vez se divide en formal y metodológica según se ocupe de la estructura del conocimiento o de los sistemas para obtenerlo; y la teoría del conocimiento que estudia la relación del conocimiento con la realidad.
La filosofía teórica es la que se ocupa principalmente del ser y se denomina ontología.
Si se distinguen diversos tipos de seres origina disciplinas teóricas especiales como la cosmología que es el estudio del ser físico, la psicología que es el estudio del ser espiritual y la teodicea que es el estudio del ser divino.
La filosofía práctica estudia todo lo hecho por el hombre y comprende temas como la ética, la religión, la historia, etc.Lo cierto es que la respuesta a la pregunta ¿qué es la filosofía? ha variado a través de la historia de la humanidad.



















Conclusión
La filosofía (del latín philosophĭa, y este del griego antiguo φιλοσοφία, 'amor por la sabiduría') basa su estudio en una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje. Al abordar estos problemas, la filosofía se distingue del misticismo, la mitología y la religión por su énfasis en los argumentos racionales, y de la ciencia porque generalmente lleva adelante sus investigaciones de una manera no empírica, sea mediante el análisis conceptual, los experimentos mentales, la especulación u otros métodos a priori, aunque sin desconocer la importancia de los datos empíricos.
La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida por la ciencia, la religión y la política occidentales. Muchos filósofos importantes fueron a la vez grandes científicos, teólogos o políticos, y algunas nociones fundamentales de estas disciplinas todavía son objeto de estudio filosófico. Esta superposición entre disciplinas se debe a que la filosofía era una disciplina muy amplia. En la actualidad, su alcance es más restringido, y se caracteriza por estudiar las cuestiones más fundamentales y generales.







Bibliografía
Herrera Heiller y ortos. Enciclopedia Educativa Galileo. Editorial Edicol.                                                                                                                                       Santiago de Cali. Colombia