APROXIMACIÓN CURRICULAR



REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO RURAL “EL MÁCARO”
CENTRO DE ATENCIÓN SAN JUAN DE LOS MORROS
COHORTE 2011-2




APROXIMACIÓN CURRICULAR


FACILITADOR:
PROF. ROGER CARPIO                                                                 
PARTICIPANTE:
GARCÍA, YOLY
Diciembre, 2013



APROXIMACIÓN CURRICULAR

Educación para el proceso social del trabajo. Habilidades  para la producción de invenciones, e innovaciones y modelos de gestión productiva.
Aprender a cooperar: el aprendizaje cooperativo.


El desarrollo de este modelo se enmarca en “aprender haciendo”, ineludiblemente transciende a la práctica diaria dentro de las aulas. El proceso de enseñanza-aprendizaje supone una interrelación constante entre sus miembros y el marco institucional de socialización, interacción e integración. Los procesos dentro del aula tendrán una importancia vital, dado que la tarea del profesor es «ayudar a aprender a los alumnos» favoreciendo que se dé una comunicación que facilite la enseñanza y genere buenas relaciones.
La globalización de la economía, el cambio de la organización del trabajo basado en la producción en cadena a la especialización flexible y las nuevas tecnologías, modificaron con tanta rapidez el mundo del trabajo que los sistemas educativos han quedado rezagados respecto de todos estos cambios.  Las características distintivas del trabajo hoy son el desempeño alternativo en varias ocupaciones calificadas, relacionadas entre ellas y el cambio más frecuente del lugar de trabajo.   Los jóvenes que no logran adaptarse a estas transformaciones corren serio riesgos de quedar marginados del mercado laboral.   Y estas capacidades de adaptación y re-adaptación están totalmente ligadas a otras capacidades: la de re-aprender y autoaprender.
      Llegó entonces el momento de reformular aquellos aspectos del sistema educativo directamente relacionados con el sistema laboral: ya no sirve preparar a los chicos para que puedan desempeñarse en un puesto de trabajo, hay que formarlos para el nuevo mundo del trabajo. Y, es por eso que dentro del nivel medio nuestra educación históricamente estuvo debatiéndose entre la propedéutica y la finalidad de formación para el trabajo.
En la sección sobre disrupción se ha analizado las repercusiones tanto organizativas como de desarrollo de currículum que potencia la gestión del control de la clase por parte de un profesor. En esta sección se revisará cómo podemos, a nivel curricular, a través de contenidos específicos y con actividades determinadas, favorecer las buenas relaciones, y lo que es más difícil, cómo podemos incluirlas dentro de las programaciones. En definitiva, cómo la convivencia, la disciplina, las relaciones interpersonales, las normas de centro pueden ser introducidas en los programas curriculares.
Se analizarán cuatro áreas de trabajo:
• Educación para el proceso social del trabajo
• Habilidades para la producción
• Metodología cooperativa
• Tutoría

Todas ellas capaces de convertirse en un libro en sí mismas, si bien la intención es presentar su utilización e inmersión cotidiana, en el trabajo diario de cualquier profesor dentro de su ámbito de actuación y en su asignatura.
Para el profesorado, refrendar las metodologías como profesionales de la educación, es comunicarse unos a otros cómo dan clase dentro del aula. Esto por desgracia no se suele hacer, y rara vez los profesores se observan unos a otros en la práctica docente con ánimo de aprender unos de otros. A pesar de ello, llegar a «aprender haciendo» obliga a expresar verbalmente sus objetivos curriculares, sus principios éticos y llevar a cabo análisis objetivos de la situación de su centro más allá de la percepción individual de cada profesor.
En las Programaciones Curriculares de las diferentes etapas, los Proyectos Curriculares fijan objetivos comunes que, a través de los «criterios de evaluación» deberían constituir un trabajo integrador de los equipos de profesores. Aun siendo esto lo estipulado por normativa, no quiere decir que de hecho se lleve a la práctica con todo rigor. Los profesores se aúnan y pactan trabajos conjuntos debido a muchas variables: amistad, cercanía de áreas, intereses comunes, porque hay que hacerlo, programaciones conjuntas, etc. Crear un clima de trabajo conjunto supone favorecer las relaciones interpersonales y vincular intereses profesionales, romper estereotipos y favorecer la convivencia. El desarrollo curricular es un excelente instrumento para aunar criterios comunes en cuanto a metodologías a seguir, temas a tratar y formas de hacer dentro del aula (gestión de aula).


Educación para el proceso social del trabajo

El desarrollo participativo de unos principios de convivencia nos plantea la necesidad de introducir procedimientos que plasmen los valores en acción. También nos obliga a definir la «educación para el trabajo», que se quiere abordar, y no dejarla subordinada al currículum oculto de toda escuela.
Es importante destacar que en la última década se han brindado un cúmulo de oportunidades para profundizar sobre los valores de “aprender haciendo”, actitudes y normas dentro del currículum en las diferentes áreas. Así la transversalidad aporta un marco idóneo para trabajar los valores, si bien formula problemas metodológicos y promulga la necesidad de la interdisciplinaridad que no siempre se ha sabido abordar desde la tarea del día a día.
Un primer análisis nos obliga a preguntarnos:
a) ¿Qué entendemos por valores del trabajo?
El valor del trabajo se entiende como el  trabajo, colaboración y aceptación de  la cooperación para lograr los objetivos del grupo.  Es cumplir y ayudar a lograr lo que se propone inspira a los estudiantes; no los cansa. Mantener en buen estado las cosas, es respetar el trabajo de quienes las hicieron. Disfrutar del trabajo, no sufrir. No desperdiciar el tiempo, ser cuidadoso y evitar distraer a los demás de sus ocupaciones.

b) ¿Cómo desarrollamos los valores para el trabajo dentro de nuestro currículum?
El proceso de aprendizaje exige constantemente un ir y venir aprehendiendo a la vez la práctica y la teoría.   Es muy importante que la escuela se articule con el mundo productivo, pero no se debe olvidar que por definición responde a dos lógicas diferentes, la lógica educativa y la lógica productiva.   La lógica educativa tiene por finalidad transformar a nuestros adolescentes en ciudadanos; en cambio la lógica empresaria está centrada en la producción, aún en los casos en los cuales además de la producción apuesten a la formación de nuevos trabajadores.   Las relaciones con las representaciones del poder son distintas; y, es justamente en este salto cuanti-cualitativo en donde debemos hacer inacapié en la adquisición de competencias.
El trabajo cambió.   Hoy para trabajar no solo se requieren más conocimientos y competencias sino que también se necesitan predisposiciones y actitudes.   Es importante aprender a trabajar en equipo y tener noción del conjunto.   No va más aquella concepción del trabajo en cadena donde la producción se parcializaba y cada uno era especialista de su parte, pero ninguno podía resolver problemas planteados en el resto, ni tenía conocimientos de la totalidad del producto.   La escuela aún debe cambiar en el desarrollo de estas predisposiciones y actitudes, jerarquizando las tareas de investigación con evaluación grupal y preparando al adolescente a visualizar el camino que une la teoría con la práctica a través de situaciones problemáticas, sencillas y eficaces por el poder de simbolización y de interiorización subjetiva.  
Según Rokeach, (1973) citado por Muñoz Sedano (1995): «El valor es una creencia duradera de que un especifico modo de conducta o un estado final de existencia es personal y socialmente preferible a otro modo de conducta o estado final de existencia opuesto o contradictorio».
Así pues, los valores llevan a hacer que un individuo actúe de una ironía u otra. De igual forma estos son perdurables, como mantiene Escámez y Ortega (1986):
«Aunque el valor tenga su origen en una influencia social es aquello que la persona ha adoptado, elaborado y apropiado a partir de su inmersión social...Los valores son siempre una concepción personal de algo que es preferible para uno mismo o para el colectivo social.».

Estos autores nos muestran los dos aspectos cruciales de los valores; su componente social y personal. La voluntad del individuo es la que en definitiva determinará actuar acorde con tal o cual valor. Se plantean, sin embargo, ciertas dificultades dentro de la escuela al comunicar valores como explica Bolívar (1995):
El Estado a través del proceso educativo creará las condiciones y oportunidades, estimulando la formación técnica, científica, tecnológica y humanística de los trabajadores y trabajadoras, para asegurar su incorporación al proceso social de trabajo, en puestos de trabajo dignos, seguros y productivos, que garanticen el bienestar del trabajador, la trabajadora, sus familias, comunidades,  y orientados al desarrollo integral de la Nación. (LOTT, Art. 299)

Los jóvenes tienen el derecho y el deber de ser sujetos activos del proceso de desarrollo nacional.  El Estado, con la participación solidaria de la familia y la sociedad creará, oportunidades para estimular su tránsito productivo hacia la vida adulta y en particular para su educación e inclusión en el proceso social de trabajo como estudiante, aprendiz, pasante, becario o becaria, trabajador o trabajadora. (LOTT, Art. 300).
La Ley Orgánica de Educación considera como valores fundamentales: el respeto a la vida, el amor y la fraternidad, la convivencia armónica en el marco de la solidaridad, la corresponsabilidad, la cooperación, la tolerancia y la valoración del bien común, la valoración social y ética del trabajo, … (Art. 4).
El modelo prescriptivo curricular nos brinda el desglose de los contenidos en conceptos, procedimientos y actitudes, estando estas últimas íntimamente ligadas a los valores. La actitud es la predisposición comportamental o reacción adquirida del sujeto hacia un objeto o situación social. Escámez y Ortega (1986) distinguen cuatro categorías dentro de las predisposiciones;
1. Afectivas referidas a los sentimientos.
2. Ideas, creencias y opiniones.
3. Intención.
4. Comportamiento o acto observable.

Uno de los grandes desafíos está en cómo se transforma un sistema educativo formal y una formación profesional (ya que no solo la formación técnica) pensados para la primera mitad de este siglo, en una propuesta que sirva para el siglo presente.   Y más difícil es aún conseguir que esa transformación se dé con equidad y no sea otro mecanismo de segmentación como los que corren peligro de ser muchas de las modificaciones del mercado laboral.

Habilidades para la producción

Aprender Haciendo significa que se enseñan teorías y se asisten para que las descubras. El aprendizaje será en condiciones lo más cercanas a las que existen en el mundo laboral, de modo que se adquiere las competencias que necesitan las empresas y  se llegue a ellas para ser productivo desde el primer día.
El Estado garantiza el desarrollo socio-cognitivo integral de ciudadanos y ciudadanas, articulando de forma permanente, el aprender a ser, a conocer, a hacer y a  convivir, para desarrollar armónicamente los aspectos cognitivos, afectivos, axiológicos y prácticos, y superar la fragmentación, la atomización del saber y la separación entre las actividades manuales e intelectuales. (LOE, Art. 6).
A pesar de tener estos principios establecidos, la realidad educativa es otra, los ambientes de actuación no tienen las condiciones apropiadas para el desarrollo productivo enmarcados en “aprender haciendo”, se ha avanzado muy poco en esta forma de aprendizaje. La educación tradicional en el aula donde los estudiantes son seres pasivos, sentados siguiendo instrucciones conductistas ha dado como resultado un alto nivel de desmotivación e insignificación del proceso de aprendizaje. Si los estudiantes en marcha exploran y descubren sus propios conocimientos, orientados por el docente sabrán cómo aplicar los conocimientos para la producción de invenciones, se hablaría de otros resultados, porque se estaría preparando a los jóvenes para incorporarlos en el mercado laboral.
La Ley Orgánica del Trabajo establece un proceso de pasantías para los estudiantes, la cual establece la forma de participación en el proceso social de trabajo que realiza un o una estudiante como parte de su formación. El o la pasante efectúa esta actividad para aplicar los conocimientos adquiridos, comprobarlos y generar nuevos conocimientos bajo la orientación de un tutor o tutora, durante un tiempo determinado y un programa de formación específico. No se considerará relación de trabajo la establecida entre el o la pasante y la entidad que lo admite, lo que no impide el otorgamiento de una beca o aporte económico para facilitar su formación en el proceso social de trabajo. (Art. 306).
Sin embargo, el proceso de pasantías es muy corto para lograr una formación específica. Se deben involucrar a todos los estudiantes de los diferentes subsistemas de estudios: secundaria, media, diversificada y nivel universitario. En cada periodo académico los estudiantes deben comenzar a explorar el mundo productivo para ir desarrollando sus habilidades y el marco teórico obligatorio pueda ser significativo en el aula.
 Aprender Haciendo no es sólo un aprendizaje por experimentación. Para Aprender Haciendo se necesitan unas premisas:
Ø  Se aprende más cuando hay voluntad por aprender, cuando se quiere aprender.
Ø  Se aprende más cuando me propongo metas, más allá de la calificación.
Ø  Se aprende más cuando hay interés por la materia, su contenido despierta mi curiosidad y veo su aplicación práctica.
Ø  Se aprende más cuando no tengo miedo al fracaso, asumo mis equivocaciones porque me ayudan a abrir nuevos caminos.
Ø  En definitiva, es aprender del mundo real, es una aplicación directa y práctica de la teoría, que es necesaria pero no es lo único.

El modelo curricular venezolano debe impulsar este aprendizaje para lograr un impacto positivo en el proceso de aprendizaje de los estudiantes que integran los diferentes niveles educativos de nuestro sistema venezolano.

UN NUEVO ESTILO DE APRENDIZAJE: EL APRENDIZAJE COOPERATIVO

Actualmente el trabajo en equipo, el intercambio entre iguales, la cooperación se encuentra en la base de cualquier enfoque educativo innovador.
En el ámbito escolar, para que niños o jóvenes interactúen constructivamente entre ellos, se sabe que no basta con colocarles unos junto a otros y permitirles que se relacionen, hecho básico, sino que se necesita la aplicación de técnicas, procedimientos y estrategias que potencien el desarrollo de las relaciones interpersonales.
En este contexto aparece claramente la necesidad de cooperación entre la escuela  y el sector productivo; la empresa es el lugar de la tecnología y la producción, el eslabón entre la tecnología y el mercado, el espacio organizacional en que se definen los perfiles ocupacionales. Es también sede privilegiada del aprendizaje en el trabajo. La escuela  es la institución educativa que quiere y debe proveer las competencias técnicas generales y específicas que necesitan de una formación teórica y aplicada de mediana duración.
El aprendizaje cooperativo, es precisamente un enfoque de la enseñanza basado en la influencia de la interacción social. En general, el estudiante está más acostumbrado a recibir ayuda de los adultos y pocas veces tienen la oportunidad de comprobar su propia eficacia produciendo sus propias ideas, desarrollando sus propias habilidades, y de mejorar con ello su autoestima.
También se debe recordar que la cooperación es un principio que puede garantizar un proceso de enseñanza más creativo, sólido y enriquecedor, si, de verdad, profesores y alumnos se implican.
Este aprendizaje no se adquiere espontáneamente en las interacciones sociales sino que requiere un lento aprendizaje, una concepción pedagógica y una organización del centro escolar que permita oportunidades para formarse en el diálogo, el intercambio, el respeto a la diversidad, y, a la vez, exige un cambio en el papel del profesor en el aula.
Las funciones que se asignan al profesor son las siguientes:
• Enseñar a cooperar de forma positiva.
• Observar 1° que sucede en cada grupo y con cada alumno.
• Prestar atención a cada equipo para resolver los problemas que puedan surgir.
• Proporcionar a los alumnos el reconocimiento y oportunidad de comprobar su propio progreso.

Características del aprendizaje cooperativo

Siguiendo a Díaz Aguado (1994, 1997) podemos señalar diversas características de este nuevo estilo de aprendizaje:

• Aumenta la cantidad de interacción con los compañeros que los alumnos mantienen en la escuela.
• Proporciona una interacción diferente que surge en los contextos informales y aumenta la variedad de experiencias que favorecen el desarrollo de la personalidad de cada alumno.
• Asegura que todos los alumnos se relacionen de forma positiva con sus compañeros, incluidos los que habitualmente no lo consiguen en los contextos informales.
• Posibilita el reconocimiento de la colaboración como objetivo educativo, hecho que lleva a considerar el aprendizaje cooperativo como un fin en sí mismo.
• Complementa otras formas de aprendizaje.
• Legitima la conducta de pedir y proporcionar ayuda, mejorando así la propia autoestima y el sentido de autoeficiencia.
• Crea una situación en la que la única forma de alcanzar las metas personales es a través de las metas del equipo.
• Permite modificar la estructura de la evaluación e igualar al máximo las oportunidades de éxito y reconocimiento para todos los alumnos.
• Favorece el aprendizaje observacional, la ampliación de las fuentes de informantes, la atención individualizada, sobre todo, a los alumnos que más lo necesitan, la asimilación y reorganización de lo aprendido de forma más significativa.

Tipos de aprendizaje cooperativo

Las distintas técnicas de aprendizaje cooperativo difieren en muchos aspectos, pero presentan procedimientos con características comunes según apunta Vallés (1996):
• División de la clase en equipos de aprendizaje de cuatro a seis miembros, generalmente heterogéneos en rendimiento y, manteniéndose estable a lo largo de cierto tiempo.
• Ayuda mutua de todos los miembros del equipo para llevar acabo la tarea encomendada.
• Recompensa del rendimiento obtenido como consecuencia del trabajo grupal.

Las técnicas más conocidas son las siguientes: equipos de aprovechamiento, torneos de equipo, trabajo individual asistido, grupos cooperativos, rompecabezas, grupos de investigación.
Una útil práctica de estos procedimientos se puede encontrar en el capítulo cuarto de «Técnicas de cooperación y educación en la tolerancia», del libro Tolerancia en la escuela (Ortega y otros, 1996).

Aspectos esenciales que configuran los grupos de aprendizaje cooperativo

• La interdependencia positiva favorecida por la propia organización del aula y por las mayores oportunidades de hablar, discutir y relacionarse.
• El reconocimiento y práctica de habilidades interpersonales: ponerse en el punto de vista del otro, sentir cierta empatía, saber escuchar ponerse en el lugar del otro, sentir responsabilidad social, etc.
• La evaluación compartida, basada en el rendimiento obtenido como consecuencia de trabajo del grupo, que proporciona una identidad grupal y un éxito conjunto.
• La existencia de diferentes papeles dentro del grupo: dar y recibir ayuda, planificación, dirección y organización del trabajo, para así hacer posible la autoestima de cada uno.
• La atención a los procesos grupales que aparecen: la cohesión, la percepción de cada uno en relación al grupo, la implicación de todos en la tarea, la responsabilidad social.

Requisitos para el funcionamiento efectivo de los grupos de aprendizaje cooperativo

Según Johnson y Johnson (1972) son fundamentales los siguientes requisitos:
• Compartir una suerte común.
• Esforzarse por conseguir beneficios recíprocos.
• Trabajar en una perspectiva a largo plazo.
• Compartir una identidad de grupo, e incluso como individuos dentro del mismo-
• Tener obligaciones, responsabilidades y tareas recíprocas.

Pueden formularse muchas líneas orientadoras para una eficaz aplicación de este nuevo estilo de aprendizaje. Se recogen algunas de ellas:
• Incluir este aprendizaje como una actividad académica complementaria de otras actividades de aprendizaje y, también, decidir los objetivos académicos y las metas en cuanto a la colaboración.
• Abordar cualquier terna con este procedimiento.
• Formar los equipos heterogéneos en género, nivel de rendimiento, estructura de razonamiento socio-moral, facilitando la interdependencia positiva.
• Dividir el material en tantas secciones como miembros tiene cada equipo. Conviene que los materiales estén suficientemente adaptados al grupo.
• Dejar claro qué criterios se van a seguir para la evaluación.
• Explicar la tarea académica, asegurándose de que los alumnos comprendan qué tienen que hacer.
• Enseñar habilidades de cooperación.
• Fijarse, particularmente en la conducta de cada alumno.
• Proporcionar ayuda en la tarea, siempre que se pida.
• Algunos profesores manifiestan reparos a la utilización de estas técnicas por diferentes motivos, algunos de los miedos y recelos son: (Curwin y Mendler, 1988, pág. 176):
1. Algunos alumnos hacen la mayoría del trabajo mientras que el resto se mantendrá periférico a la tarea.
2. Algunos grupos acaban antes que otros y se produce un ambiente de inquietud mientras que finaliza el resto.
3. Es difícil poner notas individuales a actividades en grupo.
4. Hay gran potencial para que el alumnado se despiste y dediquen su tiempo a socializar.
5. Es difícil supervisar los diferentes grupos-
6. Requiere demasiado tiempo. Se puede presentar la misma información en un breve período de tiempo con otras técnicas de instrucción.

Todas ellas son legítimas y sentidas por un amplio segmento del profesorado. Sin embargo, con una planificación cuidadosa y un control cercano de la actividad, la mayoría de estos recelos se disipan. Ello implica que ha de prestarse especial atención a diferentes aspectos estructurales:

El número de participantes en cada grupo es correcto, el tiempo es adecuado, las instrucciones son claras, el final de la tarea lleva a algún producto final, el proceso de discusión dentro del grupo toma relevancia y por último como elemento fundamental, la actividad cooperativa tiene un antes y un después dentro del currículum, está integrada dentro de la programación.

La tutoría

Hablar de tutoría actualmente, teniendo como marco de referencia la LOE y LOTT, se convierte en inexcusable responsabilidad personal y colectiva.
Resultaría útil releer y reconocer las orientaciones propuestas por el Estado, con el fin de valorar su actualidad y conveniencia, así como a las implicaciones a las que nos ha conducido.
La educación es un derecho humano y un deber social fundamental concebida como un proceso de formación integral, gratuita, laica, inclusiva y de calidad, permanente, continua e interactiva, promueve la construcción social del conocimiento, la valoración ética y social del trabajo, y la integralidad y preeminencia de los derechos humanos, la formación de nuevos republicanos y republicanas para la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación individual y social, consustanciada con los valores de la identidad nacional, con una visión latinoamericana, caribeña, indígena, afrodescendiente y universal. (LOE, Art. 14).
La disposición de los directivos y docentes responsable de la formación en las diferentes  líneas de trabajo siguen siendo elementos fundamentales para una acertada comprensión de lo que encierra en sí la acción tutorial y hacia qué horizontes se remite. Esos ámbitos de acción cumplen un doble papel: de desarrollo de la madurez de los estudiantes con un valor productivo personal y grupal y de integración  e inserción laboral.
Toda producción intelectual que se genere en el proceso social de trabajo se regirá por las leyes que regulan la materia, bien sean: obras del intelecto o actividades conexas, invenciones, diseños industriales o marcas. Dicha producción intelectual deberá estar fundada en sólidos principios éticos, científicos, técnicos y tecnológicos para el pleno desarrollo, la soberanía y la independencia del país. (LOTT, Art. 321).
Uno de los grandes desafíos está en cómo se transforma un sistema educativo formal y una formación profesional (ya que no solo la formación técnica) pensados para la primera mitad de este siglo, en una propuesta que sirva para el siglo presente.   Y más difícil es aún conseguir que esa transformación se dé con equidad y no sea otro mecanismo de segmentación como los que corren peligro de ser muchas de las modificaciones del mercado laboral.-
Uno de los elementos para garantizar esto es pasar de las calificaciones a las competencias: no alcanza con dominar una ocupación específica; lo que esta en juego es la capacidad de aprendizaje rápido de una variedad de tareas, que un operario pueda tomar decisiones con cierta autonomía y resolver los problemas que se le presentan, sin necesidad de pedir ayuda a un superior.   Por eso son cada vez más importantes las competencias básicas, ésas que requieran quizás menos destrezas manuales y capacidades operativas, pero exigen más capacidad de abstracción, de pensamiento lógico.   Debemos transformar las instituciones para que dejen de ser instituciones de enseñanza enciclopedista, sólo de contenidos, para pasar a ayudar en las competencias de aplicación, volver relevantes aquellas situaciones problemáticas en las que hay que controlar la incertidumbre.
Existe consenso actualmente acerca de que la formación para el trabajo no es solamente el aprendizaje rutinario de un oficio como podría pensarse en algunos casos de formación vocacional tradicional, sino que implica una base de competencias básicas comunes como por ejemplo: expresión oral y escrita, capacidad de solucionar problemas aplicando la matemática, de evaluar la información, de comunicarse y entender consignas, de administrar su tiempo y trabajar en equipo (SCANS, 1992). A ello se agregan conocimientos y  3 habilidades más específicas según el tipo de calificación y ocupación, que aplicados en la tarea cotidiana generan competencias tecnológicas, criterios de decisión y aplicación, que unen valores éticos, conocimientos humanísticos y científicos, y por último, capacidad de respuesta a la incertidumbre – no de aplicar recetas – que acarrean los continuos cambios en la producción y en las relaciones sociales (Zarifian, 1999).
 Este conjunto de competencias se desarrolla en distintos ámbitos: en la educación formal, básica, secundaria y superior; en la capacitación específica de cursos y actividades educativas no formales; y finalmente en el aprendizaje en el trabajo realizado en el desempeño de la ocupación asignada. En ese desempeño se aplica el conocimiento adquirido y se toman decisiones, desarrollando competencias que integran lo aprendido en los demás ámbitos y suman nuevas calificaciones. Este camino no es unidireccional, sino recurrente, pues a lo largo de la vida es conveniente volver a transitar por los diferentes ámbitos para ponerse al día con las nuevas realidades de la organización del trabajo y el desarrollo científico-tecnológico.
 Hay acuerdo en que las competencias básicas y generales se desarrollan mejor y a menor costo en la educación básica y media general (Labarca, 1996). Pero llega un momento en la vida de las personas en que la formación tiene que definirse y especializarse, sea en una formación profesional básica para ingresar en el mercado de trabajo con ciertas calificaciones, sea en una formación técnica profesional de mediana o larga duración. Los conocimientos y competencias necesarios para el desempeño en ocupaciones intermedias de la industria y los servicios en el mundo moderno exigen especialización y polivalencia, y por lo tanto sumar el aprendizaje de conocimientos específicos (físicos, químicos, matemáticos) y el desarrollo de aplicaciones (neumática, hidráulica, informática) aplicables en una multiplicidad de situaciones. Este es el ámbito de la educación técnica, de varios años de duración empleados en la adquisición gradual y encadenada de conocimientos y habilidades, así como la formación profesional básica lo es de la capacitación no formal. Sin embargo conviene dejar constancia que esta división que parecía muy clara tiende a difuminarse.
Por consiguiente, la creciente globalización, producto de la apertura de los mercados y el desarrollo de las nuevas tecnologías, ha impactado las formas de organización del trabajo y la producción. Lo que provoca cambios fundamentales en los programas de formación e investigación de nuestro sistema educativo de cara al siglo XXI.
Las implicancias de la globalización y los cambios tecnológicos, sobre la formación de recursos humanos, hacen necesaria una reforma de la educación, con el propósito de alcanzar niveles de excelencia en la formación de los futuros trabajadores que requieren las empresas y las instituciones del sector público y privado.  
La mundialización de la economía se caracteriza por la búsqueda de una mayor competitividad en los mercados de bienes y servicios, incluyendo los financieros y el acelerado cambio tecnológico en la base técnica de la producción (tecnología dura), pero sobre todo en la forma en que se organiza y administra esta producción                      (tecnología blanda), para la cuál es determinante la información y formación de nuevos conocimientos.   La globalización,  por un lado, impacta la macroeconomía de los países: modificando la inflación, tipos de cambio o las finanzas públicas en cuestión de segundos, pero en otro sentido ha generado la movilidad mundial del trabajo y, en consecuencia, el intercambio de información y conocimientos entre personas y empresas; por lo que uno de los mayores retos de la escuela es formar trabajadores con los conocimientos y habilidades necesarios para ser competentes en el entorno global.
La globalización demanda individuos, empresas, instituciones, sociedades, elevar la calidad en sus servicios y productos y una mayor competitividad en sus resultados. La escuela no puede ser ajena a las nuevas demandas, ni a las crecientes necesidades sociales acentuadas con la globalización económica. Es por ello es urgentes revisar, actualizar y reestructurar los planes de estudios, los currículos para que realmente respondan a las necesidades de la realidad.
            REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICA


Ø  www.plataformaproyecta.org › Castellano


Ø  LOTT

Ø  LEY ORGÁNICA DE EDUCACIÓN. VENEZUELA